miércoles, 29 de junio de 2011

LA SOLIDEZ DEL UNIVERSO NARRATIVO DE OCAÑA


Tiene José Antonio Ocaña una predilección en sus obras figurativas: las miradas. Sus personajes están mirando exposiciones con las manos en los bolsillos y un diario bajo el brazo. En su cabellera aparece un rostro femenino, para hacerse visible en el cuadro final de la secuencia en el cuadro-espejo. En otros el artista es parte de la obra, cual maestro Mateo en el pórtico de la Gloria, o Rafael en la Escuela de Atenas. Mas los maestros incluían a conocidos y amigos, caso de aquel, Velázquez, Delacroix, Gauguin… En uno de los cuadros Mírame un hombre observa una muchacha ante un cuadro; en el otro es Giacometti quien pasa delante, personaje al igual que Antonio Saura, y otros, funciona como hipotexto. Ambos aparecen en El concierto de San Ovidio, inspirada en Buero Vallejo. El recurso lo repite con Ingrid Bergman, Fonda, Bogart o Madonna.



En el tríptico En la ciudad, de la antigua sastrería El Faro -una de sus obras más logradas-, Ingrid y Carolina de Mónaco en bici, además del propio Ocaña como un stunt más. Hay extras que miran y nos miran. Es el cuadro como escaparate. Todas estas obras son un escenario, con una puesta en escena cinematográfica desde la que expresa los modernos modos de percepción, pues hay un nuevo espectador al que el artista quiere activo en la percepción de su obra. Esta técnica le permite ofrecer al público un punto de acceso a la imagen y a su universo imaginario. Mirar. Ser mirado mirando: captarlo en la galería exige además tiempo, que el artista reclama como propio. En Caminando por el Tiempo las zapatillas son el elemento evocador, tema que saliendo del lienzo convierte en escultura. Otro característica del maestro contemporáneo de origen gallego es el de su participación en proyectos culturales con Fernández Fraga o Pascual Carballo como poeta, con el que el artista mantiene un diálogo creativo más allá del ut pictura poesis horaciano.



Son tres salas del Museo Municipal que ocupa con sus obras y un montaje audiovisual, además del catálogo, con el copyright del autor, pues en él aparecen fotos y obras de sus otras series abstractas. Es OcañaMartínez, con su madre destacada en la propia firma: a ella dedica esta exposición antológica en la que la mujer es el centro de su universo creativo desde hace tres décadas (1974-2010). Su madre Mª Rosa borda en ocasiones alguna obra, caso de las tiras de las sandalias del aquel maravilloso Ángel músico femenino del políptico-instalación, magna obra concebida para Rvdesindvs, el milenio recobrado (1977/2007), aventura intelectual y verdadero tour de force en la que le acompañamos entregados en Ourense y Celanova, dónde ha quedado herrumbrosa, en un cuarto, como olvidada, desde entonces. Es la obra que falta en la exposición. Una inexcusable presencia que permitiría ponerla en relación la obra que nos recibe al entrar, “Desde S. Pietro in Montorio”. De Italia a Celanova.
(La foto es de José Paz , Para La Región, Ourense. Ilustró el artículo reproducido ut                  supra publicado en dicho diario el lunes 27)

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