martes, 19 de noviembre de 2013

Patinha, Pestana y Álvaro de la Vega


Foto de Eliaz13 el día de la inauguración 
En la Galería Visol presentan obra este mes los tres escultores. Álvaro de la Vega, desde las maderas de eucalipto y castaño, se expresa con reconcentrada expresividad y una elaboración enérgica. La talla directa, tan rupturista de los años noventa, que le acercó/ diferenció a/de Paco Leiro es en él una piel que da un carácter singular a sus figuras desde los valores táctiles. Sus figuras humanas nos interpelan desde las expresiones. Son, ante todo, vida, y semejan proceder del barro, del que emergen desnudos con un decir de símbolo: hablan desde el gesto como el que cadenciosamente camina en Carretera blanca / Línea negra, donde el color ayuda a definir formas. 

Aquí aparece De la Vega en su vertiente de pintor. Trae asimismo dos grupos, en uno los niños juegan ante unos marcos, con los que alude a su entrada en la vida; hallándose en la otra jóvenes en cuclillas entre hombres trajeados, composición pareada que se resuelve en un diálogo tripartito en la parte superior. El artista surgido en la Paradela lucense vive desde hace años en el mar de Arousa, lo que parece notarse en su decir.





Con él, otro lucense, Paco Pestana, a quienes se suma el gallego de adopción Manuel Patinha (Póvoa de Santa Iria-Portugal), que reside en Neda/Ferrol: los tres comparten sala unidos por... ¡el tiempo!, como refleja el título del cartel, "45 días in situ". Con anterioridad habían coincidido en la colectiva ‘Reflexarte’ que 'El Reflejo' de Julia Ares trajo desde A Coruña a Ourense, pasando por el Museo do Pobo Galego. 


Pestana llega con su locuaz modo en el que los animales (as bestas da terra) sirven para expresar ideas en imágenes trufadas de afán pedagógico. Su discurso personal desde el surrealismo como modus operandi, es el único posible en 'Ghalisia country', artista para quien los ‘cadáveres exquisitos’ son ‘conachadas de desocupados’. 

Una barroca folie barniza su decir desde la tierra madre, con Castroverde y Fonsagrada en sus raíces, atávico mundo frente a lo urbano, twitter y ladygaga. 

El mal gusto de sus cadáveres de palomas fotografiados en 'Estado de sitio/Estado de excepción', al que añade sobre el parqué sus esqueletos de verde y rojo...: la  puesta en escena se completa con paneles oníricos en collage, dibujo y fotografía. 


Finalmente Patinha (estos días de ‘aniversário natalício’), fino escultor próximo a las tendencias conceptuales de los setenta, que se acerca a la abstracción para buscar belleza. Trae dos obras, un frutero, con frutas (su imagen en Facebook), y una planta: siempre es, en el fondo, un discurso conceptual a través del acero
De la serie "Procesos del alma", 2006: 'Frutero II', acero inox.

La muestra escultórica es una propuesta inmadura que visibiliza carencias en la articulación del mensaje. Ello es lo que justifica la tarea del comisario, cuya presencia desde el conocimiento, y el oficio, es necesaria para que el impulso creativo pueda desplegarse.

Eliaz 13 consiguio que los artistas posasen así. Detrás el cuenco/bandeja de Patinha, apoyado contra la pared. Las frutas en el parqué... 

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